miércoles, 28 de octubre de 2015

Casi 100 años de Centros Andaluces

El 22 de octubre se cumplieron 99 años de la fundación del primer Centro Andaluz en la ciudad de Sevilla, por, entre otros, Blas Infante, sobre quien recayó la responsabilidad de ser el Presidente de la Junta Directiva. 

En el Manifiesto Fundacional se identifica a sus miembros como "hombres nuevos y  libres" que se encontraban por encima de la disciplina de los partidos.
¿Qué pretendían? La Libertad de un pueblo dormido"Andalucía quiere redimirse; quiere ser grande como ya lo fue". 
¿Con qué herramienta? El Espíritu Andaluz y su Idiosincrasia, "Unir las ciudades y las provincias andaluzas, fomentando el espíritu regional. Como unidad constituida por todas ellas, se destaca Andalucía enfrente de las demás regiones. Desde los tiempos primitivos, no obstante las disgregaciones artificiales interiores, siempre se ha reconocido la unidad de Andalucía, resultado de haber habido siempre en su territorio un pueblo de carácter, personalidad o ingenio distinto de los demás de España, lo suficientemente distintos para producir una diferenciación regional".
¿Con qué medio? La Conciencia de un pueblo que no existía, "Capacitar al pueblo andaluz para regirse por sí mismo (...) y administrar por sí sus peculiares intereses con la mira puesta en el desenvolvimiento de todos los órdenes de prosperidad material y moral". 
¿Y cuál es el objetivo final? ANDALUCÍA, los Pueblos y la Humanidad, "En suma: nos proponemos crear un pueblo culto, viril, consciente y libre, capaz de sentir y de amar y de defender el ideal". 

Y de este modo es como nace el Centro Andaluz, una plataforma con el fin de difundir el pensamiento del andalucismo, con la intención de crear un conocimiento de Andalucía para concienciar al pueblo andaluz. Tal fue la aceptación que los Centros se reprodujeron por toda la geografía andaluza, pero también fuera de ella: Madrid, Barcelona, La Habana, Nueva York, Rosario, Buenos Aires... 

Rápidamente estas instituciones se dedican a realizar exposiciones y congresos, procurar servicios de bibliotecas, editar publicaciones como las revistas 'Bética', 'Andalucía' o el semanario 'El Regionalista' (Defensor de los intereses autonómicos de Andalucía), celebración de fiestas y
cualquier otra actividad que pudiera ayudar a la difusión, propagación y debate del andalucismo. 

Una de las labores con mayor transcendencia fue la celebración de la Asamblea de Ronda, la primera regionalista, durante los días 13 y 14 de enero del año 1918, y es que fue allí donde diferentes representantes de los Centros Andaluces acordaron la implantación de lo que Blas Infante llamó las insignias de Andalucía: la bandera y el escudo, para la identificación del pueblo pasado, presente y futuro andaluz. También se produjo la conversión de la Constitución de Antequera de 1883 en la Carta Magna Andaluza, un adelanto a su época en cuanto a elementos democráticos tales como los que se recogen en el artículo 9: "La autonomía individual comprende: el derecho a la vida, a la seguridad y dignidad de la vida. A la emisión y difusión libre del pensamiento hablado o escrito. La libertad de enseñanza. De reunión, de asociación, de petición y de manifestación pública. De conciencia y el libre ejercicio de todos los cultos. Y la igualdad ante la ley". Además, también se manifiestan pinceladas feministas en el artículo 14 ("Se reconoce la independencia civil y social de la mujer. Toda subordinación que para ella establezcan las leyes, queda derogada desde la mayoría de edad") o el artículo 15 ("Todo Ciudadano andaluz es elector. También lo serán las mujeres que, poseyendo las condiciones de ciudadanía, cursen o hayan cursado en establecimientos de enseñanza secundaria o profesional, nacionales o extranjeros"). Por último, la Asamblea concluye con la necesidad de solicitar la autonomía para Andalucía, que sería llevado el 28 de noviembre por el Centro Andaluz de Sevilla a su Diputación y Ayuntamiento, siendo extensible al resto de municipios, para que "se dirija a los poderes centrales (...) a fin de que concedan por decreto la autonomía (...) en iguales términos que a las demás de España". Y aunque no tuvo ninguna trascendencia institucional, fue la primera petición formal de autonomía política. 

Y así, con ese espíritu renovador de una conciencia que haga a Andalucía libre, que pueda decidir su futuro, que resuelva sus problemas, que conozca su pasado, que sepa quiénes pelearon por hacer lo que hoy somos y que descubra quiénes lo consiguieron, que tenga la capacidad de construir por sí misma algo para el beneficio de todos, que le duela la servidumbre, que levante a la opinión pública, que despierte, que luche, que sienta, que piense y que vuelva a ser la que fuera. Con todo esto, y en la misma línea, siguen trabajando los Centros, como el Centro Andaluz de Ronda , contribuyendo a hacer de nuestra tierra, la mejor versión de sí misma. 










Y que la política se haga mediante la educación. 

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