domingo, 1 de mayo de 2016

Mi madre

Llevo 21 años empezando mayo con la celebración del Día Internacional de las Madres. Y todos creen que la suya es la mejor, aunque solo se lo digan ese día. La mía no es perfecta, pero nunca le ha hecho falta.

Son ya cincuenta y tantas primaveras las que lleva su cuerpo pequeñito en la espalda. La vida siempre ha sido un poco una carrera, de esas que tienes que ir esquivando obstáculos. Y creedme, a pesar de que haya momentos en los que no haya llegado a la meta, nunca se ha rendido. Y mirad que habría podido, de verdad. Y nadie habría tenido derecho a decirle nada, porque de caídas y tropiezos, mi madre tiene mucho para hablar. Ya sabéis qué perro es a veces el destino.
La tía crió a tres hijos ella solita, porque hubo alguien que prefirió ser de humo. ¡Y cómo ha llegado a asfixiar el humo! Pero bueno, eso ya es otro capítulo y es como el agua pasada, que ya no mueve molinos. Pa qué quería a nadie más, si siendo tapona (esto también es otro capítulo) no hay quién pueda con ella. Se ha quitado, y se quita, tanto tiempo de disfrute para que nunca nos faltara nada, que me siento incapaz de tener años suficientes para podérselo agradecer.
Y siempre quiere que salga y que disfrute. Que viaje. Que estudie. Que sea grande. Que aproveche. Que mire. Que sienta. Que no llore. Que no duela. Que todo se cura, dice ella. Y como soy pelín culito inquieto, siempre quiere que vuelva. En definitiva, quiere que viva lo que ella nunca ha vivido. Y justo eso es lo que quiero yo pa ella. Que viva lo que nunca ha vivido.
Lo que se calla. Lo que ha llorado sin que la vieran. Lo que ha gritado sin que la oyeran. Lo que se guarda en su adentros. Qué sabrá nadie todas las cargas que ha llevado a nuestra cuesta. Y eso es lo que demuestra su grandeza
Estoy convencida de que la suerte aún tiene algo esperando. Mientras, pa eso estamos sus hijos y su nieta. Sus ocho hermanos. Su novena hermana del alma que los papeles dicen que solo fue su cuñada. El resto de cuñados. Sus sobrinos. Sus amigas. Y todo aquel que la quiera bonito. Que no dejamos ni que el aire la roce, no sea que la vuelva a lastimar.
Y mirad qué está guapa. Lo siento, los genes me los quedo para mí Emoticono tongue
Buscad por el mundo si queréis. Eso sí, no encontraréis un Dios que sea ni parecido a esta señora. Por eso yo sólo creo en la generosidad, que la conozco hecha verbo y hecha carne en la piel y en el corazón de mi madre.

Feliz día, mamá.

(Y un besito dirigido al cielo para su madre y para su suegra, que también fueron grandes guerreras)



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